Tuesday, December 13, 2005

De la tía Zulma Garracino



El y Al,

Estoy saliendo para allá hace rato, desde que Terry me avisó. Esta vez estuvo un poco peleada la cosa. Parece que tuvo que desconectar la sonda para conseguir un celular. A puro golpe de chata desmayó al intensivista y logró avisarme de que Gladys anda mudando de piel otra vez. No se hagan problema que le seguí el rastro de plumas y escamas y ahí estaba, muy compuesta, bordando unas hortensias en un almohadón. Puso cara de carnero degollado cuando me vió llegar, y hasta se ofreció a sacarme las botas y hacerme un masaje de pies mientras me tomaba un whisky. Qué te parece? La papada la delataba igual, aunque Terry no me hubiera llamado. Ni le hablé. En un tris ya estaba en la cajuela del Plymouth, bien pialada y con el almohadón de mordaza – quién iba a decir que esa aberración iba a servir para algo, qué te parece? Calculo que estoy llegando en unas horas. Voy bien provista, hasta vasos y hielo tengo, así que no hay problema. Por Terry no se preocupen, ella sabe cuidarse, logró volver a la cama antes de la hora de la visita de la familia y se agarró a la sonda con esa cara que da miedo, porque otra vez venían las aves de rapiña que tienen ahora los padres y el marido para dejarla seca como una momia. Al fin de cuentas, el violín del intensivista – que está en coma profundo, che- le vino de maravillas. Los abogados salieron con fractura expuesta de clavícula uno, y con traumatismo de cráneo el otro. Ya volverán mañana, como siempre, pero por hoy, otra vez, Terry sigue a salvo.

Los veo pronto, y Gladys sigue bien, hierba mala, hace tres días que no deja de patalear. Le va a hacer bien el ejercicio y el sauna, porque está bien calentita la chapa del coche, lo dejé a nuevo después del último París-Dakar.

Anden con ciudado, sobretodo de noche, es tiempo de desove de bagartos y andan muy agresivas.

Zulma Garracino

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