Thursday, March 23, 2006

Nos lo pasaron por debajo de la puerta

Queridos El y Al:

Les envío este mensaje, con la esperanza incierta que lo reciban, que recibí de manos de esta mujer.

No dijo su nombre, y no sé si mi recuerdo es reciente o antiguo.






No tengo palabras para contar el fin de las Tres. Ni siquiera sé si es un fin, si alguna vez hubo un principio o si era una o eran tres.






Unos pocos observaban en silencio

, desde lejos. Zulma me sonrió al pasar cerca de mí.. “Me debo a mi público…”, luego de lo cual exigió que le quitaran las sogas, que no precisaba más que su voluntad para morir entre llamas, y que sólo porque era su voluntad les permitía a los desdichados infelices que querían condenarlas llevar a cabo su pequeña miseria. Mientras tanto, Gladys chillaba como un marrano, rezaba, babeaba y rogaba clemencia. Zulma la miró con ojos calcinantes. Ordenó a los esbirros: “Saquen a esta mujer horrible de acá, no merece morir con nosotras”. Hecha un espantajo, entre vómitos y orines, fue engullida por una turba de criaturas oscuras que acechaban desde una prudente distancia. Zulma llegó a gritarles: “Métanla en la cajuela del auto, es como más le gusta viajar!”, antes que desaparecieran a todo correr





Mientras tanto, Lila estaba lejos, muy lejos, los ojos en el mar





y en otra hoguera, otro fuego, hace siglos y también ayer, donde su sangre se volvió cenizas.



Ojalá hubiera tenido entonces el mar de su lado, o al menos un cuchillo salvaje para detener el horror.





No habría habido fuerza mortal capaz de repeler su furia. Luego, pasados los siglos, comprendió que sólo el fuego amalgama las almas, y que nunca tendría paz ni consuelo, nien esta vida ni en ninguna, y que una y otra vez volvería a encontrar y a perder lo único que le daría sentido a su respiración.







Y así, híbrida, mutante, alada y submarina, eternamente irisada, sola a perpetuidad, aceptó el eterno retorno.










De Zulma me quedó esta foto de los tiempos en que comenzó a azotar los caminos, campos y desiertos. Nadie le diría jamás cómo vivir su vida.









Antes que encendieran la hoguera, pidió un habano, y lamentó que nadie tuviera un cenicero a mano. “Se me van a estropear los zapatos, qué falta de savoir faire, porfavor”, fueron sus últimas palabras.














Mientras tanto Lila sonrió levemente, fugaz, y se desvaneció en una voluta de humo, como si nunca hubiera estado realmente allí

Cuando se hizo la noche, ya no había rastros de ninguna de ellas. Sólo estrellas quietas y nostalgia de incontables soles.

2 Comments:

Anonymous Anonymous said...

Y Terry?
Terry donde está?
Y Peggy Sánchez?
Sigue en Clítoris International?
Y quién me va a contestar esto?
Santos Crisantemos!!

10:27 AM  
Anonymous Anonymous said...

A pedido de Ms. Emily McCall, cumplo con responder a sus interrogantes:

Terry lucha por su vida, como siempre.

Peggy sigue su destino de good pet, diligente y alerta. Una mascota agradecida, sólo eso, con las noches infectadas de pesadillas.

Gladys, por supuesto, vive, y ahora preside Clitoris International. Le ofreció a Peggy un buen puesto, Senior Publicity Manager, pero Peggy declinó sin vacilar.

A decir verdad, nadie quiere vivir sin Lila. ¿Para qué todo?

Pero, tal como fue dicho, los Warren están bajo la protección del clan McCall. Si usted tiene contacto con los jóvenes, les ruego que le reitere, en nombre de Lady Emily McCall, sus mejores deseos. Rogamos informar, asimismo, que por un tiempo será su servidor, Henri Greysome, quien mantendrá la correspondencia al día.

Sinceramente,

Mr. H.F. Greysome

8:24 AM  

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